domingo, 30 de octubre de 2011

La silueta


Uno se pregunta si cabía la delicadeza de una perversión sublime en el acto de verla respirar mientras dormía del otro lado de la cama, con la luz de la luna dibujando su torso desnudo que me daba la espalda. Y querer aprender a dibujar al carbón con la única intención de poder plasmar tan bella imagen en un momento irreal de inmortalidad tan inoportunamente insertada en la imperfecta realidad.

Y cuando despertaba y me sorprendía mirándola desde el otro lado del lecho que supimos compartir menos noches de las que fueron necesarias para cubrir mi recuerdo de nostalgias, tenía que enmascarar su sorpresa con ciertos versos escondidos en la penumbra de una noche inconclusa, interrumpida por la vigilia del amor inesperado. Respuestas inquietas con las paredes por duros testigos de la obsesión de mirar en mi vigilia ese cansancio tan suyo.

Hoy ya no se disfrazar esta inquietud que me despierta a media noche, de saber que respira sin mi obsesiva vigilancia. Ya no se si otro mirará su silueta bajo la luna de una noche fría de finales de octubre, o si ella despertará para sorprender una mirada ausente en sus noches. Solo me queda cierto vacío al que he tenido la gracia de llamar nostalgia, y a ratos con cierta valentía, clamo porque se llame melancolía.

2 comentarios:

Shayni Star dijo...

tiene una sutil base de romanticismo... me gusto

Anónimo dijo...

enamorado del amor, romantico inevitable... tantas siluetas que habrás visto desde a suya y ninguna capaz de llenar ese hueco.
de mis preferidos