jueves, 25 de marzo de 2010

Oxígeno

Son las 2:38 de madrugada en mi habitación.

Cuando el reloj suene, volveré una vez más a la rutina. La vuelta de las manecillas solo comprende el pequeño juego de intentar ser lo más adecuado posible a las capacidad de medir en tiempo.¿Cuándo el hombre dejara de ser tan ingenuo, al pensar que podrían llenar los ojos de los reporteros y demás ave carroña.

He decidido tal vez perderme. Quiero pensar que me encuentro angustiado y espectanto por algo que todavía no se vislumbra plenamente. Los ojos vendados no es un buen método para caminar por entre el mundo.

Sigo diciendo incoherenc

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